Recogimiento entre la multitud
La imagen del siglo XVI partió de la iglesia de la Anunciació poco antes de la medianoche - El paso de Nuestra Señora de la Esperanza estuvo a punto de no salir debido al malestar por la decisión de modificar el orden de las cofradías
Raquel Galán Palma
La noche propicia los excesos o el recogimiento. La del Jueves Santo fue una combinación de fervor religioso e introspección entre aquellos que acudieron a la procesión más importante de la Semana Santa. También hubo numerosos curiosos, sobre todo turistas, quienes observaban esta tradición católica con gran atención y respeto, más que el que mostraban algunos de los asistentes locales. En general, la multitud mostró su devoción por el Crist de la Sang y le acompañó en su procesión abarrotando las calles más céntricas de la ciudad desde la plaza del Hospital hasta la Catedral.
Cerró la comitiva formada por las 33 cofradías de Palma llevado a hombros por la Prohomía de la hermandad de la Sang. Los fieles que esperaban a Jesús yacente desde temprana hora de la tarde –un grupo de señoras ocupó una hilera de sillas en primera fila de Sant Miquel sobre las 17 horas– rompieron en aplausos al ver por fin la venerada imagen bajar la Costa de la Sang minutos antes de la medianoche.
Otro de los momentos más emotivos de la solemne jornada fue cuando los 28 porteadores de Nuestra Señora de la Esperanza levantaron el paso de 1.450 kilos justo una hora antes. Los que aguardaban allí desconocían que estuvo a punto de no salir en la procesión. "Hasta las 16 horas, ha existido la posibilidad de que no procesionase", como aseguró el presidente de la cofradía, Tomàs Darder. "La propietaria del paso, la Fundación Bartolomé March, instó a ello debido a que están molestos con la decisión que ha adoptado este año la asociación de cofradías de cambiar el orden" de la comitiva, según explicó en referencia a que esta imagen de la Virgen siempre era la primera en salir, desde el año siguiente a su creación en 1954.
En cambio, este Jueves Santo partió la quinta última, por ser la quinta hermandad más antigua de la Semana Santa palmesana, de 1924. Tras varias llamadas y reuniones de la junta directiva a causa de la "sugerencia" de los March, fueron los porteadores quienes insistieron en salir. "Tampoco están en absoluto de acuerdo con el cambio, aunque su amor por la Esperanza y por el Crist de la Sang ha primado por encima de lo demás", reconoció Darder sobre la decisión de las 60 personas que conforman las dos cuadrillas y los guías.
Los últimos pasos
Después de la Virgen bajo palio obra de Josep Viladomat, le tocó el turno a la cofradía de la Santa Faz –creada el mismo año que la Esperanza– y su paso a ruedas, La Verónica, inició el recorrido cinco minutos después de las 23 horas. Los siguientes fueron los de la hermandad de las Cinco Llagas, con Jesús el Abandonado a hombros y La Lanzada, paso a ruedas. La Virgen Dolorosa, de 1910, salió sobre las 23.30 horas y ya solo le quedaba comenzar a procesionar a la Antiquíssima Confraria de la Calatrava, con 113 años y los pasos el Crist de la Bona Mort y el Santo Sepulcro, imagen con la que el Viernes Santo se celebra la procesión del Santo Entierro en la iglesia dels Socors.
Por último, el esperado Crist de la Sang, que estuvo acompañado por el obispo de Mallorca, Javier Salinas, el prior de la Sang, Lluc Riera, y el resto de la comitiva, que llegó a la Seu de madrugada. La talla anónima del siglo XVI, la más antigua de la isla, regresó esa misma noche a la iglesia de la Anunciació, donde continuará siendo venerada durante todo el año por los miles de fieles.
También lo honraron desde primera hora de la mañana los participantes en la conocida como Marxa de l´Alliberament, que partieron en procesión la madrugada del jueves desde la Indioteria y el Pont d´Inca para llegar a la Sang a las 8,30 horas. Allí les esperaba el obispo, quien les dirigió unas palabras, al igual que Tomeu Suau, el párroco de la Indioteria. Durante el resto de la jornada, Jesús yacente volvió a ser visitado por miles de feligreses, como el día del Davallament, antes de que sea depositado de nuevo en su camarín, hasta la próxima Semana Santa.
Diario de Mallorca.
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