lunes, junio 23, 2014

Corpus 2014


La procesión del Corpus.

                          

                          

                         
         
                          

                         

                         
     
                         

              

                            

                            

Fotos: Vicente Sanchez.

Aitor F. Vallespir Palma ­El solemne homenaje al sacramento de la eucaristía regresó ayer a las calles de Palma. El cuerpo y la sangre consagrados de Jesús volvieron a salir en procesión un año más, en forma de pan y vino colocados en la custodia, como cada domingo cincuenta días tras la Pascua. En esta ocasión el intenso calor y la falta de ornato en el recorrido marcaron la procesión del Corpus Christi.
Minutos después de las cinco de la tarde, comenzó el ceremonial religioso con la exposición del Santísimo y el canto de vísperas en la Seu. A las 18 horas arrancó la misa solemne tras bendecir la capilla del Santísimo, con una catedral casi llena para la misa oficiada por el obispo, Javier Salinas.
Tras una ceremonia extensa, que se prolongó durante hora y cuarto, se inició la marcha por el centro histórico de la ciudad. Abrieron camino la policía montada, los tamborileros de la Sala y los cossiers y cavallets danzantes. Entonces salió del templo el monumental rosetón de la lledània, elaborada con flores de cera de colores blanco, naranja y verde. Tuvo que salir de lado, debido a su gran tamaño, y le colocaron unas cuñas para que no bailara mientras la portaban a hombros los miembros de la junta directiva de la Associació de Confraries de Setmana Santa de Palma.
Una decena de estandartes de cofradías palmesanas fueron llevadas por penitentes en ropa de calle. Prosiguió el conopeo rojo y amarillo, acompañado del tintinábulo anunciador, movido por Gori Guasp, que sonaba cada diez pasos.
La custodia apareció hacia las 19.30 horas por el portal mayor envuelta en una intensa nube de incienso. Partió de la Seu portada a hombros. Una treintena de cofrades se turnó para llevar la custodia –de unos 180 kilos de peso– en grupos de ocho. El palio que la cubría también fue portado por ocho hombres, que se fueron alternando en la tarea. Entre ellos se pudo ver a miembros del PP como Andrés Ferrer y el imputado Enrique Calvo.
La banda de música municipal interpretó el himno de España a la salida del templete. El coro de los vermells de la Seu y la escolania de la Catedral también participaron en el recorrido. Tres centenares de fieles cerraron el desfile y procesionaron tras la imagen. Entre ellos estuvo el presidente del Consell Consultiu, Rafael Perera. La mayor parte de los asistentes a la misa se trasladó a la plaza de Cort para ver el paso de la custodia bajo el ayuntamiento.
Aunque antaño era costumbre estrenar la ropa de verano el día del Corpus, ayer se vieron trajes, corbatas y camisas de manga larga por doquier. Y ello pese a que se celebró, de forma excepcional, en verano. Aunque esta procesión destaca por ser la última fiesta de la primavera, este año la Semana Santa cayó tan tarde que se convirtió en la primera celebración litúrgica estival. Y se notó en el intenso calor, cercano a los 30 grados y con alta humedad.
El recorrido continuó por el Palau Episcopal y varias callejuelas del centro con contados balcones engalanados. En todo el camino solo hubo una sola alfombra de flores y ramas de olivo, que estuvo en la plaza de Santa Eulàlia, donde un trío de monjas esperaban sentadas en un banco durante una hora el paso de la custodia.

Aplausos en Cort
El momento álgido de la velada tuvo lugar cuando la imagen entró bajo palio en la plaza de Cort minutos después de las ocho de la tarde. El millar de personas que aguardaba en la plaza estalló en aplausos. Los concejales Irene San Gil, Jesús Valls y Fernando Gilet se encargaron de bajar las banderas del consistorio hasta el final del asta. Junto a ellos estaba en el balcón de la fachada principal la directora general María José Massot. La banda de música municipal repitió algunos acordes del himno español, mientras dos parejas de gigantes hacían reverencias al templete y el coro entonaba Cantemos al amor. En esta ocasión faltó el alcalde, Mateo Isern, que sí asistió en años anteriores.
Al paso de la procesión por el Palau Reial, esperaban a pie de calle los consellers insulares Catalina Cirer y Mauricio Rovira. En la sede del Consell también descendieron al máximo los estandartes oficiales.
Los balcones de Cort y el Parlament lucieron con damascos rojos, mientras que en el Consell fueron de color verde. En las viviendas de las calles del recorrido se vieron menos ventanas vestidas con telas rojas. Casi no se lanzaron pétalos desde los balcones a la custodia, más que en un par de casas. Y nada de patios vestidos para la ocasión. Sea por lo que fuere, la solemnísima fiesta del cuerpo del Señor gozó de menos pompa que en años anteriores.
A las 20.20 horas, la custodia regresó a la Seu tras recibir los bailes de los cossiers y los cavallets a las puertas del templo. Y para finalizar y cumplir con la tradición, algunos (muy pocos) fieles se hicieron con flores de cera de la lledània. Una suerte de amuleto de protección que no podrán volver a conseguir hasta el año que viene.

DIARIO DE MALLORCA.

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